Por una ACCION GLOBAL DE LUCHA contra las enfermedades profesionales

26 Ene Por una ACCION GLOBAL DE LUCHA contra las enfermedades profesionales

Han pasado 21 años ya desde que se aprobó la Ley de Prevención de Riesgos Laborales. Norma, que abrió nuevas vías de progreso en la defensa del derecho de los tra­bajadores a su seguridad y salud en el trabajo. Norma que ha per­mitido avanzar en la prevención del accidente de trabajo mejoran­do notablemente las técnicas pre­ventivas, tanto de análisis como de control del riesgo, esta lacra social cuantitativamente en mínimos his­tóricos.
Sin embargo, las enfermedades profesionales no han corrido la misma suerte. No hemos avanzado ni un paso, y ello a pesar de que en los debates previos a la ley se insistió mucho en la visibilización de esta contingencia.
Si echamos un vistazo a las estadís­ticas vemos que tanto en España, como también en Castilla y León, presentan una evolución «ilógica» desde el punto de vista preventivo.
En 1995, cuando se aprobó la Ley de Prevención de Riesgos Labora­les se reconocían en España 6.459 enfermedades profesionales/año. Diez años más tarde, en 2005, el número de enfermedades profe­sionales declaradas aumentó hasta 30.030. A partir de este momento, se produjo un descenso a casi a la mitad en 2007 (16.791), mantenién­dose prácticamente constantes hasta la actualidad (20.600 enfermedades profesionales declaradas en 2016).
En Castilla y León, se ha reprodu­cido el mismo esquema que a ni­vel nacional. En 1995 se declararon 642 enfermedades profesionales. Diez años más tarde, en 2005, el número de enfermedades profe­sionales declaradas aumentó hasta 1400. A partir de este momento, se produjo un descenso a casi a la mitad en 2007 manteniéndose prácticamente constantes hasta la actualidad (988 enfermedades profesionales declaradas en 2016).
Hay un consenso más o menos generalizado acerca del infrare­gistro de las enfermedades pro­fesionales. La propia OIT habla de una «pandemia oculta» y como cualquier fenómeno oculto, es im­posible saber cual es la incidencia «real» de las enfermedades profe­sionales. Sin embargo, existen mul­titud de estudios que han realizado estimaciones «a la baja» de lo que pueden representar en términos de morbilidad y mortalidad.
Siguel artículo aquí