29 Ago LA PRESIÓN LABORAL CONSECUENCIA MÁS PERVERSA DE LA PRECARIZACIÓN DEL TRABAJO
La competitividad de las empresas ha llegado a tal punto que en la búsqueda permanente del beneficio a corto plazo, aparecen nuevas formas de abuso hacia los trabajadores basadas en la intimidación y el sufrimiento. El acoso laboral forma parte de esos intensos y continuos ajustes de plantilla que hemos tenido durante los años de la crisis económica.
El acoso laboral, como manifestación de violencia en el trabajo, es un problema en las empresas de nuestro país. Los procesos de reestructuración que han sufrido las empresas y las sucesivas reformas laborales, han generado el caldo de cultivo de “miedo” en las plantillas. Los trabajadores que sobreviven, lo hacen es un estado permanente de tensión y nerviosismo, y peor aún, con el miedo a ser los “próximos”.
Según los datos de la Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo en 2015 (ENCT 2015) el 22% de los trabajadores consideran posible (“total” o “parcialmente” de acuerdo) perder su trabajo en los siguientes seis meses, la misma proporción que en 2010 y ocho puntos porcentuales más que en 2005 (14%).
Según datos del Observatorio Permanente de Riesgos Psicosociales de UGT aproximadamente:
• un 20% de los trabajadores están expuestos a entornos laborales en los que es habitual que se produzcan actos de violencia, cualesquiera que sean sus manifestaciones –física, verbal y/o psicológica- y
• para un 65% en su centro de trabajo se producen situaciones de conflicto y/o tensión. Esto hace que el 25% de los trabajadores se encuentre con un elevado riesgo de padecer acoso psicológico laboral, al tener que realizar su trabajo en entornos laborales psicológicamente agresivos.
Según la VI Encuesta Europea de Condiciones de Trabajo (2015) un 17% de mujeres y un 15% de hombres han sufrido conductas violentas, entre las que se incluyen (abuso verbal, atención sexual no deseada, amenazas, humillación, violencia física, acoso psicológico y/o acoso sexual), estos porcentajes han aumentado en comparación con los registrados en 2010, que fueron de un 15% para las mujeres y un 13% para hombres.
En la Segunda Encuesta Europea de Empresas sobre Riesgos Nuevos y Emergentes (ESENER 2) año 2014, el 65,5% de los centros de trabajo no disponen de Planes de ación para prevenir el estrés laboral y el 57,1% de los trabajadores contestaron NO disponer de procedimientos para afrontar posibles casos de acoso u hostigamiento.
UGT CyL denuncia que las patologías provocadas por estrés o por acoso laboral, no están recogidas como enfermedad profesional de ahí que exista una infradeclaración de las contingencias profesionales, pues tales patologías, a pesar de ser una consecuencia del ambiente laboral, son declaradas como contingencias comunes, con el sobrecoste que esto supone para la sociedad en su conjunto, ya que son tratadas dentro del Sistema Público de Salud.
Por otra parte, el trabajador enfermo, además de sufrir los efectos perjudiciales derivados de las malas condiciones de trabajo, ve reducidos sus ingresos económicos de sustitución, debido a esta calificación.
Desde el sindicato, seguimos combatiendo la idea de que la prevención sea un coste. Al contrario, la falta de inversión en prevención tiene consecuencias negativas para las empresas en cuestión de productividad, bajas, tensiones en el trabajo, desinterés de los trabajadores, etc. Por el contrario, el buen clima psicosocial favorece el interés de los trabajadores, el sentido de pertenencia a la empresa y la mejora de la calidad en el trabajo.
Sorry, the comment form is closed at this time.